miércoles, 5 de mayo de 2010

La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro

Tras una pequeña subida caminando desde la plaza de la Aduana nos encontramos frente a la sólida muralla fortificada de la Alcazaba, la mayor referencia geográfica de Málaga. La fortaleza data del siglo VIII, a pesar de que gran parte de la estructura pertenece a la mitad del siglo XI. La entrada se hace a través de la puerta conocida como la Puerta del Cristo, donde se celebró la primera misa tras la toma de Málaga por los cristianos.

La fortaleza constituye uno de los museos militares moros más grandes preservados en España. Formó parte del sistema defensivo de la Málaga árabe y estuvo unida a las murallas de la ciudad, desaparecida ahora.

La Alcazaba se levanta sobre una doble muralla y torres rectangulares. Desde la rampa de acceso que discurre en zigzag y comienza en la calle Alcazabilla, se puede apreciar como la pared de ladrillo restante escala la montaña.

Puertas fortificadas, decoradas con columnas y capiteles romanos van marcando el agradable paseo. Este laberinto de entradas y recovecos hacen que el largo camino a recorrer sea aún más divertido.

Justo después de cruzar el Arco de Cristo, te encontrarás en los jardines árabes con maravillosas hileras de vegetación bordeadas por buganvillas, jazminez y madreselvas.

Una vez que nos encontremos en la parte alta de la muralla, no hay que perderse las atractivas vistas de la ciudad de Málaga y el puerto.

Junto a la Alcazaba está ubicado el Castillo de Gibralfaro con el cual está unido a través de dos de sus torres. Supuestamente en este mismo lugar había antiguamente un faro en tiempos de los fenicios y sobre sus restos construyó Abderramán III .

Esta magnifica construcción data de principios del siglo XIV cuando fue mandada construir por Yusef I de Granada sobre un antiguo emplazamiento fenicio y faro de los que derivo el nombre del castillo-gebel-faro (peñón del faro).

El castillo es famoso por haber sido el escenario final de la conquista de Málaga por parte de los Reyes Católicos en 1487. Tras un largo asedio de 3 meses, el ejército castellano logró tomar la ciudad defendida por 15.000 gomeres africanos y guerreros malagueños que sólo se rindieron cuando fueron vencidos por el hambre, y después del que el Rey Fernando se hiciera con el castillo mientras que la Reina se hospedaba en la ciudad. Todo lo que queda en pié de este histórico monumento hoy en día es una serie de sólidos torreones que se levantan majestuosos sobre el denso bosque de pinos y eucaliptos.








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